The Creation of New Worlds






Estas palabras fueron nombradas por el cineaste austríaco Fritz Lang, apodado el “Maestro de la Oscuridad” debido a las películas que creó. Su largometraje más famoso fue “Metropolis”.

Habiendo hecho referencia a la persona dueña de la cita, deseo centrarme en las palabras de la frase, con las cuales me siento muy identificada.

A lo largo del tiempo, el ser humano ha ido diseñando distintos instrumentos para crear una especie de estabilidad en su supervivencia. El mundo no le perdona nada al ser humano, y el ser humano debe ingeniárselas para poder caminar sobre éste el mayor tiempo posible.

Sin ir más lejos, aparece lo que se conoce como “tecnología”. La tecnología puede ser desde frotar dos ramas de un árbol para generar fuego a base de fricción, hasta el uso de un tipo de súper computadora que se utiliza para hackear los discos duros de empresas “súper secretas” estilo CIA o FBI de un país tan importante como Estados Unidos, para luego crear una página de Internet estilo Wikileaks, con la cual el dueño está en un constante proceso de incertidumbre entre volverse millonario o vivir en la extrema pobreza, además de ganarse los vítores de unos y las blasfemias de otros por su "trabajo".

Lo que muchos ignoran, o desean con todo su ser querer ignorar, es que las armas son producto de la tecnología. Las guerras son la excusa perfecta para crear artilugios destructivos de gran magnitud, con el único propósito de devastar lo creado sin la menor intención de volver a construir algo nuevo. Es como si se tratase de "el momento ideal para innovar las distintas formas existentes de destruir a aquel que tanto nos molesta" (aunque, hablando claramente, se trata de "innovar las distintas formas de matar"). Destruir es sencillo. Crear… not so much.


Y aquí es donde entro con las películas. Con ellas se puede destruir, claro que sí. Puedo acabar con la reputación de un determinado personaje de la historia. Puedo hacer que Hitler se vea como un asesino inhumano, con una actitud caprichosa y que jugaba a ser Dios. O puedo hacer que Hitler se vea como un héroe, una persona que sólo se preocupaba por crear una nueva forma de llevar el mundo, buscando el progreso máximo de la raza humana, deshaciéndose de aquellos que estuvieran en contra del ideal humano que él tanto profesaba.

Puedo destruir culturas o crear nuevas, tal y como hizo Tolkien con sus libros de “El Señor de los Anillos”. Con todo lo que implica realizar una película, puedo hacer que una persona seria sienta compasión por un determinado personaje. Puedo hacer que la gente SE SIENTA IDENTIFICADA con un villano, para que luego lo odien, y LUEGO REFLEXIONEN.

Gracias a esas historias fantásticas, uno puede lograr que el público desee adentrarse a esos mundos inventados, ser parte de los nativos, compartir sus costumbres y aventuras. Los personajes pueden inspirar a muchas personas. Los hechos pueden hacer reflexionar a muchos otros. Y la espera de un futuro incierto les hace actuar de manera distinta, acercándolos a su destino, o incluso alejándolos de él.

Un Arquitecto es importante: construye viviendas y ciudades y hospitales y escuelas… Si hace un cálculo mal, el edificio se puede derrumbar y puede matar a mucha gente.

Un Médico es muy importante: cura enfermedades, previene que se propaguen, ayuda a que uno se sienta mejor con su cuerpo y su mente. Si se descuida en su praxis, un Médico puede matar a mucha gente.

Pero un Comunicador Social… Admito que no me entusiasma la carrera, pero es lo más accesible que tengo a lo que quiero lograr. Y no me arrepiento. Es el camino que escogí. Y si lo escogí, es por algo. En caso de equivocarme, la culpa sería sólo mía y de nadie más.

Veámoslo desde este punto de vista. ¿Qué tanto cambio puede efectuar un Comunicador Social?

…Muchos. Un Periodista, si no dice la verdad en una noticia, puede crear hasta guerras. Ese fue el caso de William Hearst, un periodista estadounidense que, debido a sus publicaciones amarillistas en 1898, fue causante de la creación de una guerra en Cuba. Y todo por una noticia amarillista que había escrito, apelando a los sentimientos de las personas, manipulando sus pensamientos a su gusto para lograr un objetivo ya planteado. Y por esa guerra, hubo conflictos internacionales con España, Estados Unidos y Cuba.

O apréciese bien el caso de Orson Welles con “War of the Worlds” – “La Guerra de los Mundos”, una novela de H. G. Wells adaptada para su transmisión por radio en octubre de 1938. La radionovela fue transmitida a modo de noticia por la emisora del CBS. A pesar de que a inicios del programa y durante otras pausas, se había aclarado que la historia era una adaptación de la novela de Wells, se ha de saber que la radio es un medio de comunicación fugaz, es decir, que no repite lo que se ha dicho anteriormente. Lo que llevó al caso de que varios oyentes encendieran sus radios a mitad de la radionovela, sin tener conocimiento de las aclaratorias de la emisora. Y allí comenzaron los problemas. Esos oyentes creyeron que se trataba de noticias reales, y el pánico se desató en las ciudades de Nueva York y Nueva Jersey específicamente. La gente comenzó a huir despavorida de la ciudad. Muchos hasta se suicidaron por temor a los ataques marcianos. Claro está que, al día siguiente, muchas personas salieron a reclamar la responsabilidad de Welles, quien se disculpó por la broma de Halloween.

Está más que sobreentendido que, al momento de cometer un error o no ser verídico con lo que se expresa, el Comunicador Social ha de aceptar las consecuencias y rectificar. De lo contrario, pierde su status y credibilidad.

A lo que me refiero es que un Comunicador Social también tiene vidas en sus manos. Puede manipularlas, pero también puede llevarlas a su perfección. Puedo terminar de destruir un país, pero también puedo ayudarlo a resurgir de la miseria y lograr convertirse en una potencia mundial.

Y ante esto respondo a alguien muy cercano de una manera algo ruda: “¡Pues lamento mucho no estar estudiando una profesión que mate gente!”. Vale. No es que me entusiasme demasiado la idea de tener vidas en mis manos y poder controlarlas. Tampoco la idea de cambiar la manera de pensar de las personas. Para ello ya hay muchos otros incompetentes. Además de la existencia de personas que buscan inculcar valores reales a las personas, pero éstas solo piden que se les cuente “El Cuento del Gallo Pelón” (do you catch my drift in here?).

Entonces, tecnología: una herramienta bastante útil e innovadora. Nunca deja de avanzar. Siempre sale algo nuevo. ¿Bueno? Dependiendo de cómo se use, claro está. Como siempre, el ser humano buscará hacerse el mayor daño posible con ella. No entiendo por qué... (Sarcasmo, por si acaso).

Crear nuevos mundos... Hay varias formas de hacerlo. Si bien puede que no llegue a tener influencia en este mundo, ASPIRO A HACER TEMBLAR A LAS PERSONAS CON MIS CREACIONES, después de todo cada persona es un mundo. O incluso un universo. Cada quién sabe lo que tiene en su cabeza. No ocurre lo mismo con lo que no saben.

Fritz Lang habla de algo tan maravilloso como es la tecnología. En esta vida toca algo como la Física, la Química, la Computación y otras cosas más. Para otros lugares, la tecnología podría haberse desarrollado por otro lado, como en Magia, Robótica Avanzada o incluso en Alquimia.

CREAR HISTORIAS QUE PUEDAN ALIMENTAR EL ALMA DE LAS PERSONAS, que les haga sentir cosas que nunca antes sintieron. Que lloren, rían y griten. Que se asusten, que se complazcan y se asqueen de lo que ven. Que se descepcionen o que caigan en el amor. Todo eso quiero lograr en las personas. ¿A través de las películas? Sólo el tiempo lo dirá.

Lo que sí es que, algún día, espero tener estos efectos deseados en las personas. Si lograra esto aunque sea en una sola persona... habré logrado mis objetivos.

Influir en las personas... ¿Quién no querría algo así? Influir en sus almas bajo el sentido de ayudarles a crear mundos nuevos, de que cada noche que se acuesten en sus camas no duerman para descansar, sino más bien para soñar (como bien ha mencionado en vida mi querido Walt Disney). Si... Deseo ser el pequeño cuento de hadas que haga que cada persona sueñe durante toda su vida, incluso estando despiertas.

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