Hablemos de lo que eres, hablemos de lo que te otorgué… Pero hablémoslo bajo la Antropología Filosófica.
Tienes vida. Fui yo quien te la dio. Hay cinco pruebas para ello: automovimiento, unidad de la materia que te conforma, inmanencia quedando todo efecto de lo que hagas en tu interior, autorrealización con el tiempo, con un ciclo armónico.
Te he entregado un alma, un principio de operaciones. Eso creará tu propia esencia, permitiéndote ser lo que eres, y no otra cosa. El alma nunca se desgasta. Es en sí misma, algo inmaterial. El alma es inmortal.
He hecho pruebas con varios seres, dándoles una vida vegetativa, e incluso una sensitiva. Pero tú eres superior a todos ellos. Contigo he incluido una superior: la vida intelectiva, propio de la persona, que incluye factores de nutrición, crecimiento y reproducción, además de poder conocer tu entorno por medio de lo sensible, pudiendo elegir el mejor medio de autorrealización, más allá de lo que te sea agradable o desagradable, tomando en cuenta lo bueno y lo malo.
Eres una persona. Como diría Boecio, una “sustancia individual de naturaleza racional”. Eres un ser corpóreo-espiritual. Tu corporalidad es la epifanía de lo que eres, no pudiendo separarte de este mundo, e incluyéndola en todas tus acciones. Aún así, no te limites al cuerpo. Eres uno sólo en cuerpo y alma.
¿Cómo saber que eres un ser espiritual? Por las dos de tu alma: querer y entender la realidad en sí misma.
Con la inmortalidad de tu alma, eres considerado un ser digno. La dignidad, la define Melendo, es una bondad superior, el cual destaca a una persona, elevándolo por encima de otros seres. Es algo que viene con uno. Tú tienes dos tipos de dignidad: una ontológica, que la tienes por el hecho de existir, y otra moral, la cual tendrás o no por las acciones buenas o malas que realices.
Esa dignidad moral tendrá una consideración en tus actos humanos bajo tres elementos: el objeto, las circunstancias y la intención. Pero ten muy en cuenta que si uno de esos elementos es malo, la acción en sí es mala. Mientras más elementos malos tengas, tu acto será más malo, disminuyendo tu dignidad moral, hiriendo tu propia naturaleza.
Tienes vida. Fui yo quien te la dio. Hay cinco pruebas para ello: automovimiento, unidad de la materia que te conforma, inmanencia quedando todo efecto de lo que hagas en tu interior, autorrealización con el tiempo, con un ciclo armónico.
Te he entregado un alma, un principio de operaciones. Eso creará tu propia esencia, permitiéndote ser lo que eres, y no otra cosa. El alma nunca se desgasta. Es en sí misma, algo inmaterial. El alma es inmortal.
He hecho pruebas con varios seres, dándoles una vida vegetativa, e incluso una sensitiva. Pero tú eres superior a todos ellos. Contigo he incluido una superior: la vida intelectiva, propio de la persona, que incluye factores de nutrición, crecimiento y reproducción, además de poder conocer tu entorno por medio de lo sensible, pudiendo elegir el mejor medio de autorrealización, más allá de lo que te sea agradable o desagradable, tomando en cuenta lo bueno y lo malo.
Eres una persona. Como diría Boecio, una “sustancia individual de naturaleza racional”. Eres un ser corpóreo-espiritual. Tu corporalidad es la epifanía de lo que eres, no pudiendo separarte de este mundo, e incluyéndola en todas tus acciones. Aún así, no te limites al cuerpo. Eres uno sólo en cuerpo y alma.
¿Cómo saber que eres un ser espiritual? Por las dos de tu alma: querer y entender la realidad en sí misma.
Con la inmortalidad de tu alma, eres considerado un ser digno. La dignidad, la define Melendo, es una bondad superior, el cual destaca a una persona, elevándolo por encima de otros seres. Es algo que viene con uno. Tú tienes dos tipos de dignidad: una ontológica, que la tienes por el hecho de existir, y otra moral, la cual tendrás o no por las acciones buenas o malas que realices.
Esa dignidad moral tendrá una consideración en tus actos humanos bajo tres elementos: el objeto, las circunstancias y la intención. Pero ten muy en cuenta que si uno de esos elementos es malo, la acción en sí es mala. Mientras más elementos malos tengas, tu acto será más malo, disminuyendo tu dignidad moral, hiriendo tu propia naturaleza.
En cuanto al conocimiento de la realidad, no sólo lo lograrás por medio de los sentidos, sino también a través de la inteligencia. Al conocer la realidad, vivirás más intensamente. A través de los sentidos externos, como lo son el olfato, la vista, el gusto, el oído y el tacto, podrás conocer lo material de la realidad. Con los sentidos internos, podrás no sólo percibir y definir lo que tus sentidos externos capten, sino también valorar lo captado como algo bueno o malo, agradable o desagradable por medio del sentido cogitativo, haciendo uso del sensorio común y de la imaginación, para finalmente archivar la información en tu memoria.
Tendrás una afectividad, un modo en como te afecta la realidad que te rodea, forma superficial de conocer el entorno, no siendo del todo confiable. Habrá un objeto desencadenante, una alteración orgánica de tu parte, y una conducta o manifestación ante la reacción obtenida. Con ello, experimentarás pasión, emoción y sentimiento. Tus modos afectivos del ser se verán en tu personalidad, estado de ánimo, temperamento y carácter.
He notado que tienes una inclinación natural a conocer la verdad y buscar el bien. La verdad que es la adecuación del intelecto a la realidad, y el bien que es aquello que perfecciona o conviene a una naturaleza. Bueno, para ello tienes varios tipos de conocimientos, entre ellos el espontáneo, el científico, entre otros. Para ello, realizarás un proceso de abstracción, juicio y razonamiento.
Has de saber que sólo tú, la persona, puede conocer la verdad. Te dará un sentido de vida, permitiéndote admirar la realidad que te rodea, dando paso a la contemplación, un modo supremo de vivir, transmitiendo todo a través del lenguaje.
Al ser persona, tienes un apetito racional que busca bienes que sólo pueden ser captados por la inteligencia. Esto se conoce como voluntad.
La inteligencia busca la realidad por ser verdadera, y la voluntad por ser buena. La inteligencia le presenta a la voluntad un bien. La voluntad lo reconoce como algo bueno, y mueve a la inteligencia y otras potencias para obtener dicho bien presentado, a través del medio más adecuado. Aunque me duele saber que, en algunas ocasiones, serás capaz de elegir el mal, porque sobrepondrás un bien temporal sobre uno superior. Has de entender que es mejor sufrir el mal que hacerlo.
Pero también sé que serás capaz de elegir el mal, porque es tu decisión, porque eres libre. La libertad es tu elemento más esencialmente propio. La conforman cuatro dimensiones. Está la libertad interior, la trascendental, aquella que te permitirá buscar la verdad y el bien de forma infinita. Mientras más desarrolles esta libertad, mayor independencia de lo material tendrás. Luego está la libertad de elección, aquella que te permitirá escoger el mejor medio para realizar algo, bajo un compromiso propio. La libertad moral dependerá mucho de tu libertad de elección, perfeccionando tus virtudes por medio de hábitos, y destruyendo los vicios que tengas. Por último, la libertad política te permitirá participar en una sociedad sin restricciones injustas.
Tendrás experiencias conjuntas con las personas que te rodean, conformando la vida social, bajo los elementos del trabajo, el dinero, la justicia, el lenguaje y la autoridad. Habrá instituciones que organizarán la vida social, y dentro de ellas se encontrará una autoridad política, que buscará el bien de los ciudadanos, dando órdenes que sean comprendidas por los individuos, que buscan el bien común, aquel conjunto de condiciones que permiten el perfeccionamiento humano. Plantea que el hombre busque la verdad y el bien libremente, actuando a consecuencia. Con la vida social, al pasar de generación en generación, se crea la cultura, cualquier manifestación humana, que se verá valorizada como buena o mala, si perfecciona o no la naturaleza humana. Las personas son sujetos de cultura, participan en ella. Lo que has de evitar es que una cultura te defina.
Hablemos de tu acto más humano, el amor, el “querer el bien para otro, en cuanto otro”. Un acto voluntario, acompañado por el sentimiento. Es cuando quieres un bien concreto para la persona amada, y actúas para conseguirlo. Has de quererla tal cual es. El amor que tengas por otra persona se manifestará cuando quieras que esa persona sea, y que sea lo mejor que pueda. También cuando le des un significado especial a su existencia. Entrégate a ti mismo, después de todo, es lo mejor que puedes darle.
Hay varias clases de amor. Está el afecto, la benevolencia, la amistad, la de necesidad y el amor eros.
La sexualidad… Con ella, se define principalmente la condición de la persona de ser femenina o masculina. Pero tiene un tema más profundo. La sexualidad es un modo que tienes de entregarte en acto y potencia a la persona amada, manifestándose la donación de todo lo que eres, en cuerpo y alma. A partir de ello, se da un compromiso, un acto voluntario entre hombre y mujer de entregarse plena, perpetua y exclusivamente, orientándose al cariño entre ambos, y a la generación y educación de los hijos. Esto se conoce como matrimonio, el cual crea la primera comunidad social: la familia.
Déjame decirte que eres una realidad naturalmente limitada, pues tu espíritu está llamado a trascender. Tus principales sufrimientos son el dolor y la muerte, siendo esta última una privación de la realidad, y una separación de alma y cuerpo. El dolor es un mal del cual estás consciente. También está el sufrimiento, el cual es un quiebre íntimo, que puede ser de tristeza o de miedo.
Debes comprender que el dolor es necesario en la vida. En la medida que puedas evitarlo, hazlo, pero cuando lo tengas, búscale un significado, un ‘por qué’, para que puedas vivir cualquier ‘cómo’. El dolor sirve de sistema biológico de alerta, que te avisa de un mal presente, para que tomes medidas y evites un mal peor. El dolor te permite crecer y fortalecerte internamente, y te permite valorar lo que en verdad es importante en la vida. Pero para ello, has de aceptar esa realidad negativa como propia, aprender de ella lo que sea necesario, y trascender como persona.
La inteligencia busca la realidad por ser verdadera, y la voluntad por ser buena. La inteligencia le presenta a la voluntad un bien. La voluntad lo reconoce como algo bueno, y mueve a la inteligencia y otras potencias para obtener dicho bien presentado, a través del medio más adecuado. Aunque me duele saber que, en algunas ocasiones, serás capaz de elegir el mal, porque sobrepondrás un bien temporal sobre uno superior. Has de entender que es mejor sufrir el mal que hacerlo.
Pero también sé que serás capaz de elegir el mal, porque es tu decisión, porque eres libre. La libertad es tu elemento más esencialmente propio. La conforman cuatro dimensiones. Está la libertad interior, la trascendental, aquella que te permitirá buscar la verdad y el bien de forma infinita. Mientras más desarrolles esta libertad, mayor independencia de lo material tendrás. Luego está la libertad de elección, aquella que te permitirá escoger el mejor medio para realizar algo, bajo un compromiso propio. La libertad moral dependerá mucho de tu libertad de elección, perfeccionando tus virtudes por medio de hábitos, y destruyendo los vicios que tengas. Por último, la libertad política te permitirá participar en una sociedad sin restricciones injustas.
Tendrás experiencias conjuntas con las personas que te rodean, conformando la vida social, bajo los elementos del trabajo, el dinero, la justicia, el lenguaje y la autoridad. Habrá instituciones que organizarán la vida social, y dentro de ellas se encontrará una autoridad política, que buscará el bien de los ciudadanos, dando órdenes que sean comprendidas por los individuos, que buscan el bien común, aquel conjunto de condiciones que permiten el perfeccionamiento humano. Plantea que el hombre busque la verdad y el bien libremente, actuando a consecuencia. Con la vida social, al pasar de generación en generación, se crea la cultura, cualquier manifestación humana, que se verá valorizada como buena o mala, si perfecciona o no la naturaleza humana. Las personas son sujetos de cultura, participan en ella. Lo que has de evitar es que una cultura te defina.
Hablemos de tu acto más humano, el amor, el “querer el bien para otro, en cuanto otro”. Un acto voluntario, acompañado por el sentimiento. Es cuando quieres un bien concreto para la persona amada, y actúas para conseguirlo. Has de quererla tal cual es. El amor que tengas por otra persona se manifestará cuando quieras que esa persona sea, y que sea lo mejor que pueda. También cuando le des un significado especial a su existencia. Entrégate a ti mismo, después de todo, es lo mejor que puedes darle.
Hay varias clases de amor. Está el afecto, la benevolencia, la amistad, la de necesidad y el amor eros.
La sexualidad… Con ella, se define principalmente la condición de la persona de ser femenina o masculina. Pero tiene un tema más profundo. La sexualidad es un modo que tienes de entregarte en acto y potencia a la persona amada, manifestándose la donación de todo lo que eres, en cuerpo y alma. A partir de ello, se da un compromiso, un acto voluntario entre hombre y mujer de entregarse plena, perpetua y exclusivamente, orientándose al cariño entre ambos, y a la generación y educación de los hijos. Esto se conoce como matrimonio, el cual crea la primera comunidad social: la familia.
Déjame decirte que eres una realidad naturalmente limitada, pues tu espíritu está llamado a trascender. Tus principales sufrimientos son el dolor y la muerte, siendo esta última una privación de la realidad, y una separación de alma y cuerpo. El dolor es un mal del cual estás consciente. También está el sufrimiento, el cual es un quiebre íntimo, que puede ser de tristeza o de miedo.
Debes comprender que el dolor es necesario en la vida. En la medida que puedas evitarlo, hazlo, pero cuando lo tengas, búscale un significado, un ‘por qué’, para que puedas vivir cualquier ‘cómo’. El dolor sirve de sistema biológico de alerta, que te avisa de un mal presente, para que tomes medidas y evites un mal peor. El dolor te permite crecer y fortalecerte internamente, y te permite valorar lo que en verdad es importante en la vida. Pero para ello, has de aceptar esa realidad negativa como propia, aprender de ella lo que sea necesario, y trascender como persona.
Tu fin último… Es un fin necesario, lo buscas de modo inconsciente, y bajo varios medios. Sentirás placer, alegría y felicidad, pero ninguno se le parecerá. Tu fin último será efecto del bien que hagas, y sabrás si lo has obtenido al momento de fallecer. El fin último que has de buscar es la Felicidad, el estado de perfección humana total. No podrás buscarla en sí misma. Lograrás tu Felicidad buscando la Felicidad de los demás. La plenitud de bien que implica la Felicidad sólo puede ser actualizada hacia los demás en el amor.
[Ensayo Final de la materia Antropología Filosófica de 1er año Comunicación Social de la Universidad Monteávila, 2009]
[Ensayo Final de la materia Antropología Filosófica de 1er año Comunicación Social de la Universidad Monteávila, 2009]
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